Sanar el sistema nervioso, un viaje personal de reconexión
Hace algunos años, mi sistema nervioso estaba en constante estado de alerta. Vivía en un ciclo perpetuo de reactividad, sumida en la ansiedad y la tensión, sin ser consciente de la magnitud de lo que estaba ocurriendo dentro de mí. Me educaron bajo una constante presión, basada en el miedo y la desconexión, y mi cuerpo, en su sabiduría, lo sentía todo. La sobrecarga de emociones no procesadas, los traumas y los vínculos rotos dejaron huellas profundas que me costó reconocer.
Hoy puedo decir con certeza que sanar el sistema nervioso no es un destino final, sino un proceso continuo. Cada día es una oportunidad para reeducar mi respuesta a las tensiones que la vida me presenta.
¿Qué daña el sistema nervioso?
A lo largo de los años, pude descubrir que mi sistema nervioso no solo se vio afectado por eventos pasados, sino que estaba completamente alterado por la forma en que percibía el mundo. Mis relaciones, la presión del trabajo, la falta de apoyo emocional y el estrés crónico, fueron los elementos que desencadenaron una respuesta constante de lucha o huida. La sobrecarga de cortisol, la inflamación y el malestar físico se hicieron parte de mi vida diaria.
Sentía que mi cuerpo estaba inflamado, mis digestiones eran caóticas y mi espalda cargaba un peso imposible de llevar. Estaba intoxicada por el cortisol y completamente desconectada de mi propio cuerpo, hasta que decidí que ya no podía seguir así.
El Despertar: ¿Cómo sanar el sistema nervioso?
Sanar el sistema nervioso no es un proceso lineal ni rápido. Es un viaje profundo que exige paciencia, pero más que nada, compromiso contigo misma. En este camino, descubrí que se puede reeducar el sistema nervioso, dándole nuevas formas de respuesta, más calmadas, más presentes. Lo que me llevó a este despertar fue la comprensión de que, al igual que los animales, tenemos un instinto innato de sanar. Sin embargo, nuestra mente racional a menudo bloquea esta capacidad.
¿Qué significa reeducar el sistema nervioso?
La reeducación del sistema nervioso implica aprender a salir del estado de alerta constante y volver a aprender lo que es sentirse seguro en nuestro propio cuerpo. El primer paso fue conectar con mi cuerpo, con sus señales, con lo que estaba viviendo en cada momento. La terapia somática fue mi puerta de entrada. Esta práctica me enseñó a escuchar y liberar las emociones atrapadas en mi fisiología. Me permitió conocer mi cuerpo de una manera en la que nunca lo había hecho antes, permitiendo que las tensiones se disiparan poco a poco.
El camino no fue fácil, pero sí muy revelador. Cada vez que escuchaba mi cuerpo, la ansiedad comenzaba a calmarse y la conexión emocional que había perdido se fue restaurando, poco a poco, sin forzar nada.
Las herramientas que utilicé para sanar mi sistema nervioso
Me di cuenta de que para sanar el sistema nervioso, es necesario adoptar prácticas conscientes que ayuden a liberar tensiones y traumas. Aquí te comparto algunas de las herramientas que utilicé para empezar a sanar mi sistema nervioso, y que pueden ser de gran ayuda en tu propio proceso:
1. Respiración consciente:
Aprender a respirar de forma consciente fue uno de los regalos más poderosos que me dio la vida. La respiración profunda activa el sistema nervioso parasimpático, promoviendo la relajación. Ahora, cuando siento que el estrés o la ansiedad aparecen, me doy espacio para respirar profundamente y regresar al momento presente. La respiración me permite soltar, soltar el control y la tensión acumulada.
2. Terapia somática:
A través de la terapia somática, comencé a conectar con mi cuerpo de una manera diferente. Empecé a prestar atención a las sensaciones, los bloqueos y las tensiones que llevaba guardadas. Este proceso no solo me ayudó a liberar emociones, sino que también me enseñó a reconocer las señales de mi cuerpo. La terapia somática fue el espacio donde aprendí a liberar las cargas emocionales atrapadas en mi sistema.
3. Movimiento consciente y yoga:
El movimiento suave y consciente, como el yoga, me permitió desbloquear la rigidez que había acumulado en mi cuerpo. Aprender a moverme de forma fluida y sin forzar me permitió liberar esa energía estancada. Este tipo de movimiento restauró mi flujo de energía y ayudó a calmar mi sistema nervioso.
4. Conexión con la naturaleza:
Pasar tiempo en la naturaleza fue otro de los regalos que me dio este proceso. Respirar aire fresco, caminar descalza sobre la tierra, o simplemente sentarme junto a un río me permitió reconectar con el ritmo natural de la vida. La naturaleza tiene una capacidad de sanación profunda para el cuerpo y el alma.
5. Meditación y mindfulness:
La meditación fue una herramienta fundamental para comenzar a calmar la mente. Aprender a estar presente, sin juzgar ni intentar controlar mis pensamientos, me permitió liberarme de la sobrecarga mental que había estado afectando mi bienestar. La práctica diaria de mindfulness me ayudó a restablecer mi equilibrio y a sentirme más en paz.
El poder de la autocompasión en el proceso de sanación
Lo que más me sorprendió en este proceso fue la compasión hacia mí misma. Durante mucho tiempo, me vi a través del lente de la crítica y la exigencia, sin darme espacio para ser humana. Cuando empecé a sanar mi sistema nervioso, comprendí que el primer paso para lograrlo era apapacharme, ser amable conmigo misma y darme tiempo para sanar. La autocompasión no solo fue crucial para aliviar el estrés, sino también para crear una base sólida de bienestar emocional.
Sanando mi sistema nervioso: Una transformación continua
La terapia somática y las prácticas que he incorporado en mi vida no son una solución rápida, pero sí me han permitido encontrar un equilibrio profundo y constante. Al trabajar con mi cuerpo, escuchando sus señales y cuidando de mi mente, el sistema nervioso ha comenzado a liberarse y a encontrar su equilibrio.
Es un proceso largo, pero me ha mostrado que, cuando nos damos espacio para sanar, podemos vivir de una manera más consciente, conectada y plena. Reeducar el sistema nervioso no significa solo superar los traumas, sino también aprender a vivir con serenidad y a disfrutar del presente sin miedo.
Si tú también estás atravesando un proceso similar, quiero que sepas que sí se puede. Puedes sanar tu sistema nervioso, redescubrir la paz interna y aprender a vivir con más presencia. Es un viaje que comienza contigo, con el compromiso de cuidar y escuchar a tu cuerpo, y de ser compasiva/o contigo misma/o en cada paso del camino.